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Si bien un perro puede perfectamente vivir en un departamento, hay que saber si son bienvenidos por la comunidad. En caso de que no se pueda en la letra del reglamento de copropiedad pero no se aplica podremos cambiar y beneficiar de pasada al resto de los vecinos.
La vida de un perro en un departamento puede ser tan cómoda y llevadera como si estuviera en una casa. Todo está en establecer desde el comienzo el espacio dedicado a él, dónde podrá dormir, hacer sus necesidades, comer, etc. Y, sobre todo, instaurar una disciplina de paseo.
Un perro, sin importar su tamaño, requiere de al menos una hora diaria de ejercicio. Una caminata por el barrio, jugar con otros perros en el parque o entretenerse con juguetes en un lugar techado cuando llueve son alternativas que van a permitir que nuestro amigo permanezca ejercitado y tranquilo y que el espacio más cerrado, como puede ser un departamento y sus muebles, no se convierta en una tentación infinita para calmar sus ansias de salir.
Pero antes de que el perro llegue a nuestro departamento hay algo infranqueable que debemos considerar: si las mascotas son aceptadas o no por la comunidad del edificio.
En una cantidad importante, el reglamento de copropiedad dice que no son aceptados y sin embargo algunos ejemplares se pasean por los pasillos junto a sus amos. En estos casos, lo ideal es preguntar al presidente de la comunidad y aclarar el tema desde el comienzo.
Si esta persona no sabe bien cómo proceder, es indispensable consultar con un número mayoritario de vecinos a favor de la tenencia de mascotas y registrar el cambio en el reglamento de copropiedad e inscribir el nuevo documento en el Registro de Bienes Raíces.
De no hacerlo y nuestra mascota es la única excepción es muy posible enfrentarse a multas, de entre 1 a 3 UTM, o a situaciones que lleven a tener que cambiarse de casa.
Por eso, antes de pensar en la vida práctica de nuestros amigos en un departamento es crucial saber si en la nueva comunidad son aceptados, hay una zona gris –que podremos cambiar- o claramente serán rechazados.
El respeto por la comunidad
Una vez nuestro amigo instalado en el departamento su vida cotidiana será perfecta con los vecinos si:
- sale del departamento con la correa y no suelto
- En el caso de los machos, estar pendientes de que no marquen terreno en los pasillos
- Si hacen sus necesidades en el jardín, retirarlas inmediatamente y que no se transforme en un trabajo más para el conserje
- Como dueños, estar dispuestos a limpiar las patas en los días de lluvia y transitar por las escaleras para evitar dejar todo sucio
Por Lorena Brander
La vida de un perro en un departamento puede ser tan cómoda y llevadera como si estuviera en una casa. Todo está en establecer desde el comienzo el espacio dedicado a él, dónde podrá dormir, hacer sus necesidades, comer, etc. Y, sobre todo, instaurar una disciplina de paseo.
Un perro, sin importar su tamaño, requiere de al menos una hora diaria de ejercicio. Una caminata por el barrio, jugar con otros perros en el parque o entretenerse con juguetes en un lugar techado cuando llueve son alternativas que van a permitir que nuestro amigo permanezca ejercitado y tranquilo y que el espacio más cerrado, como puede ser un departamento y sus muebles, no se convierta en una tentación infinita para calmar sus ansias de salir.
Pero antes de que el perro llegue a nuestro departamento hay algo infranqueable que debemos considerar: si las mascotas son aceptadas o no por la comunidad del edificio.
En una cantidad importante, el reglamento de copropiedad dice que no son aceptados y sin embargo algunos ejemplares se pasean por los pasillos junto a sus amos. En estos casos, lo ideal es preguntar al presidente de la comunidad y aclarar el tema desde el comienzo.
Si esta persona no sabe bien cómo proceder, es indispensable consultar con un número mayoritario de vecinos a favor de la tenencia de mascotas y registrar el cambio en el reglamento de copropiedad e inscribir el nuevo documento en el Registro de Bienes Raíces.
De no hacerlo y nuestra mascota es la única excepción es muy posible enfrentarse a multas, de entre 1 a 3 UTM, o a situaciones que lleven a tener que cambiarse de casa.
Por eso, antes de pensar en la vida práctica de nuestros amigos en un departamento es crucial saber si en la nueva comunidad son aceptados, hay una zona gris –que podremos cambiar- o claramente serán rechazados.
El respeto por la comunidad
Una vez nuestro amigo instalado en el departamento su vida cotidiana será perfecta con los vecinos si:
- sale del departamento con la correa y no suelto
- En el caso de los machos, estar pendientes de que no marquen terreno en los pasillos
- Si hacen sus necesidades en el jardín, retirarlas inmediatamente y que no se transforme en un trabajo más para el conserje
- Como dueños, estar dispuestos a limpiar las patas en los días de lluvia y transitar por las escaleras para evitar dejar todo sucio
Por Lorena Brander
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